domingo, 20 de noviembre de 2016

Muerte por videoconferencia



En anteriores post ya se ha hecho referencia a la frecuencia con que se viene utilizando este sistema, pero no está de más volver a insistir en las dificultades que este medio plantea al abogado que interroga,  y vaya por delante que mi opinión es contraria a su solicitud porque es como elegir susto o muerte, si se me permite decirlo así ya que estamos en el mes de halloween.

Lo habitual con la videoconferencia es que si no se anda con cuidado, el interrogado termine declarando “por libre”  ante la mirada perpleja o,  peor aún, impotente del abogado.

Y esto ocurre no por falta de preparación del juicio,  sino por no prestar atención al medio en que nos movemos, dejándonos llevar por la  idea de que se trata de un sistema “interactivo”,  insistiendo en formular las preguntas como si el interrogado estuviera en “carne y hueso” en sala, cuando lo único que tenemos es una imagen,  que nos responde en diferido.

Y el resultado es, si no andamos listos,  una declaración que no sirve,  o incluso de contenido o efecto contrarios a lo esperado. 

Llego a las siguientes conclusiones que comparto: 

1)      Al existir  dos canales de comunicación es más difícil interrogar: 
El interrogado utiliza un canal (habla), y nosotros al interrogarle otro (escucha y pregunta). Y esto tiene dos consecuencias inmediatas:
Con frecuencia nos vemos obligados a parar (no han oído bien la pregunta, no la han entendido bien, etc.) y repetir, de modo que la atención del juez puede disminuir.
Si nos responden con algo diferente a lo preguntado, debemos esperar a que terminen de hablar. No podemos interrumpir para aclarar. Hay que esperar y reformular la pregunta cuando acaben su respuesta.
  
2)    Se limita el lenguaje no verbal: La mayoría de los interrogados declaran sentados,  “de lado” y girados hacia la cámara.
Lo que limita enormemente la visión del cuerpo y cara y dificulta  la comprensión del mensaje emitido (por ejemplo no se muestran  apenas las manos ni los gestos de la cara).

3)    Si no queremos que el testigo declare sin orden ni concierto las preguntas deben ser cerradas. No hay problema si  el testigo o parte que declaran son propuestos por el otro abogado (testigos adversos). Pero si los he propuesto para confirmar mis argumentos:  
     Si se formula una batería de preguntas todas cerradas,  parece que quien declara es el abogado. Si las preguntas son abiertas el riesgo es alargar innecesariamente la declaración y perder la atención del juez,  o aun peor una declaración en contra por exceso de explicación. 

Con la videoconferencia perdemos agilidad al preguntar, ponemos en riesgo la 
efectividad en la respuesta y comprometemos la credibilidad del interrogado. 
     
 En definitiva si perdemos el control del interrogatorio, lo que es altamente probable si no puedo ser ágil al formular las preguntas, y  teniendo en cuenta el poco margen que nos da la  videoconferencia, la declaración no tiene utilidad, y  puede incluso perjudicarnos.  Esto es,  como elegir entre susto o muerte


      Por eso mientras los medios técnicos sean los actuales, siguen sin gustarme las videoconferencias.

domingo, 29 de mayo de 2016

“Más allá del no” Testigos Parte IV


Al hilo de lo ya comentado en el anterior post (“Como lograr que el testigo cuente su libro”), la credibilidad del testigo está íntimamente relacionada con sus respuestas.

Y generalmente la mayoría de las preguntas del abogado contrario al testigo propuesto por nosotros, se centran en lo negativo: lo que no ha visto, hecho, reconocido, examinado, comprobado, etc. 

Si la verdadera respuesta es NO, desde luego esto es lo que tiene que decir. Pero es innegable que una larga cadena de “noes” del testigo, pueden dar lugar a  una mala impresión.  Al asociarse a una falta de colaboración del testigo que a su vez se asocia a la idea de que trata de esconder u ocultar algo.


El testigo debe procurar algo más (recordemos debe “vender su libro”). Le proponemos dos salidas: 

  1.  Añadir una contundente frase al final de cada respuesta negativa



Ej.  si le preguntamos si tiene una segunda opinión sobre la analítica puede responder “No, no lo hice” pero sin duda es mejor esta otra respuesta  “No,  nunca es el procedimiento estándar para estos enfermos”. 

Recordemos además que las frases más contundentes siempre son las últimas las que van detrás, de la afirmación, negación o duda. 





2. Dar la vuelta a la pregunta, centrando la respuesta en “lo que se hizo”






Ej.  si le preguntan sobre el resultado de la prueba de esfuerzo de un enfermo, puede decir:
-  simplemente “No”, o 
-  “No, he comprobado las pulsaciones al inicio de la prueba y se ha controlado visualmente al paciente  a lo largo de toda la prueba”.

No olvidemos se trata de crear un hilo de información entre testigo y juez, veraz, directo y efectivo, de modo que todas estas estrategias no se pueden realizar en todas y cada una de las respuestas. 

domingo, 22 de mayo de 2016

“Cómo lograr que el testigo cuente su libro” Testigos Parte III


En anterior post ya hemos visto que el abogado contrario  lo que busca del testigo es un sí o un  no a su pregunta (para que el testigo refrende su versión de los hechos). Y que la mejor respuesta nunca será limitarse a responder si/no/no sé/ no me acuerdo.

Durante el interrogatorio el testigo, no puede declarar “por libre” sino que debe limitarse a responder a la pregunta del abogado,  de modo que la dificultad aumenta porque si su contestación se  aleja de la pregunta se va a encontrar con el consabido tono condescendiente del  abogado, o peor aún del juez. 

“Por favor escuche la pregunta

Una forma que tiene el testigo de salir airoso de esta situación es responder si /no  e inmediatamente después poner la respuesta en sus propias palabras, tratando de completar así la explicación que  quiere darle al juez.

Se trata de pensar que cada pregunta tiene dos partes:  




       La pregunta en sí (lo que se le pide al testigo)

    Ej. ¿comprobó que se había hecho el chequeo al vehículo?  y 






     
     

     Lo que el abogado que interroga pretende dar a entender con esa pregunta y la respuesta. 


    Ej. Porque el testigo estaba demasiado ocupado o fue descuidado y no comprobó su estado conectándolo al ordenador. 


Aunque el testigo no puede estar muy pendiente del porqué de la pregunta formulada algunas  son tan obvias que anticiparse es fácil y ayuda al testigo al dar su respuesta:  

Ej. no, yo no chequeo el ordenador porque hay especialistas que lo hacen antes de que yo proceda a intervenir en el vehículo.

Otro consejo, el testigo debe evitar tras responder que “si” añadir muchos “peros”, si lo que pretende es dar una explicación más completa que tan solo un sí, profundizando en el sí y colocándolo en su contexto. Para esto es más adecuado que utilice “si y” o “si porque”: 

Ej. “si solicité el chequeo y me apoyé en el resultado del analista antes de proceder a reparar el vehículo"

Ya que de este modo da una respuesta más asertiva y convincente que usando continuamente si pero, si pero.... 


domingo, 15 de mayo de 2016

“El peor consejo: pedir que solo diga no” Testigos Parte II



Nuestro testigo no solo debe ser veraz sino también parecerlo.

Es habitual oír en los juzgados la siguiente recomendación: si te pregunta el otro abogado solo tienes que contestar: si, no, no sé y no me acuerdo.

Es el peor consejo que se puede dar.


Con este tipo de respuestas se pierde credibilidad y se deja  campo abierto a la versión que está ofreciendo el abogado contrario al interrogar. El testigo queda de este modo a manos del  guión del abogado,  cuando debía ser el protagonista en su declaración.

 Tan solo permanece a la defensiva: negando de forma ineficaz, mostrando poca claridad  e incluso  nervios

En lugar de reducir sus respuestas a 4 (si, no, no sé y no me acuerdo),  al hablar con el testigo debemos indicarle que trate de hablar con claridad,  y que intente responder con la mayor frecuencia posible como si de un “titular de prensa se tratara”, que es bastante más eficaz que responder con  monosílabos. 


Por ejemplo, si preguntan ¿Vd. tenía conectados aparatos eléctricos a la red cuando se produjo el cortocircuito? 

¿Que es más creíble?,  responder “El corte de suministro afectó a todo el vecindario “,  
o  limitarse a un “si, no, no sé y no me acuerdo?”.





  Responder con monosílabos es la opción menos arriesgada para el testigo, pero no su mejor opción en el interrogatorio.


domingo, 24 de abril de 2016

“Pescar está prohibido” Testigos Parte I




En un juicio todo puede ocurrir, por eso conviene llevar la lección bien aprendida antes de lanzarse a interrogar al testigo tanto propio como adverso.

Mientras mi objetivo es mantener y dar veracidad a mi versión,  la meta de los otros abogados, o del fiscal, es  tumbarla.   

Por eso nunca acometamos el interrogatorio sin esquema previo de las preguntas y sin objetivo claro, porque cualquier error de cálculo en la pregunta puede dar al traste con todo nuestro trabajo.  

Vayamos con la regla de oro: El interrogatorio no es un juego de azar.

No debemos improvisar,  debemos conocer la respuesta a toda pregunta que formulemos.  Dejemos las preguntas originales e ingeniosas para los "Atticus Finch"  de las películas  de abogados, porque  el riesgo de que salga mal es enorme y el fracaso estrepitoso. 


No lo olvidemos nunca, porque una vez subidos en el estrado es difícil escapar  a la tentación de preguntar  sin  calibrar que nos pueden contestar con lo que no queremos oir…..hay que saber controlarse si uno no quiere jugársela a una carta. 


Porque no nos engañemos, queda muy mal: 




Tratar de hacer como que no lo hemos escuchado,  lanzando otra pregunta rápidamente (pensando que el juez no recordará), o intentar desviar la atención  .....








O peor aún, seguir preguntando lo mismo una y otra vez para ver si cambia la respuesta (como rueda en el barro).  






Este es el camino perfecto para que el juez acabe sacándonos los colores ante nuestro repentino problema de audición: todos han oído claramente  la respuesta del testigo, nos guste o no.

Solo cabe una excepción,  formularla cuando podamos sacar provecho tanto de la respuesta afirmativa como de la negativa.  Eso sí sin muchas explicaciones porque  todo es susceptible de  empeorar y llegar al disparate:  

P: "¿Recuerda Vd. la hora a la que examino el cadáver?" 
R: "La autopsia comenzó alrededor de las 8:30 p.m." 
P: "¿Mr. Dennington estaba muerto en ese momento?" 
R: "No, estaba sentado en la mesa preguntándose porque estaba yo haciendo una autopsia." 

No conviene tampoco agobiarse demasiado,  como todo en la vida, es una cuestión de equilibrio y práctica. 


domingo, 10 de enero de 2016

Periciales contradictorias (II)



Siguiendo con el post anterior, ante informes contradictorios y por experiencia propia en la mayoría de las ocasiones  el enfoque comparativo es más adecuado, al plantear:

·          en primer lugar la razón de ser del propio informe, y

·         porqué son importantes cada uno de los detalles de su análisis.


No se trata tanto de exponer los detalles descriptivos básicos, como de demostrar que en cada una de sus fases de elaboración resulta el más concluyente que los demás. El juez como oyente que es,  no se limita a escuchar, sino que también utiliza la información que le proporcionamos, buscando su propósito y relevancia.  Y esto se ve facilitado  por la comparación al evitar el detalle abstracto de los informes, centrándose en la elección del Juez sobre qué informe creer y porqué.

El abogado hace las preguntas, muchas veces iniciadas con el enfoque convencional (de ritmo más lento, punto por punto descriptivamente), para terminar con el método comparativo interrogando acerca de si se ha examinado el resto de informes y analizándolos en paralelo, destacando:
  1.  las diferencias que vemos en la experiencia profesional (contraponiéndolo a las carencias de formación del otro perito), 
  2.   las razones por las que se llega a un resultado diferente (generalmente la falta de algún valor, medida o prueba) y si el resultado habría sido diferente de haberlas incluido.

Conduciendo a la conclusión de que tan solo nuestro informe respetaba en su elaboración las reglas de una buena praxis.

Actuamos ayudando al oyente, en nuestro caso el Juez, a decidir que informe es más probable que sea el correcto. Facilitándole con este método la escucha y comprensión, y no solo la información. 

Volviendo al caso, en  la pericial del ingeniero industrial rama mecánica y  del ingeniero electricista,  la mayor información con que contaba uno de los informes determinó que el Juez considerase el mismo la mejor elección posible. 


miércoles, 6 de enero de 2016

Periciales contradictorias. Parte I



En otro post se hablaba de la importancia de captar la atención del juez en la prueba pericial.

Es relativamente frecuente en juicio encontrarnos con varios informes periciales contradictorios, siendo al abogado a quien corresponde -pese a carecer del mismo nivel de conocimiento sobre la materia que dichos profesionales- lograr que su informe, y no los otros,   determine la sentencia.

Hace poco tuve la ocasión de asistir a una vista sobre el corte de suministro que había dado lugar a cuantiosos daños por avería en las instalaciones de un hotel, y en su grupo electrógeno.

Del interrogatorio contradictorio de los dos peritos, cada uno propuesto por una de las partes en conflicto, recordé que el papel del abogado es:

·         organizar y dar claridad al informe de nuestro perito, y especialmente,
·         centrar su intervención en dar al Juez una razón para que le escuche. 

Lo que se puede resumir en que lo importante no es el testimonio, sino el objeto del testimonio.  

Y otra importante  conclusión,  que existen dos sistemas de interrogar diferentes:
  1. ·        descriptivo (esto es lo que hice, y porqué, y por lo que llegué a esta conclusión)  y
  2. ·         comparativo (en este caso, es por esto  por lo que mi informe en todos los niveles es más concluyente que los otros).



En otro post se analizan ambos, y cuál de ellos suele ser  más eficaz.