domingo, 25 de enero de 2015

No conviene perder los nervios

No conviene perder los nervios



Hace unas semanas volvieron a reponer en televisión la película  El jurado "Runaway" (2003) del director Gary fleder y basada  en la novela de John Grisham.

Dustin Hoffman interpreta a un abogado WendallRohr que defiende los intereses de una viuda  y que protagoniza uno de los momentos vibrantes de la película:   el interrogatorio del magnate de la industria armamentística americana, cuyo  testimonio es crucial en el juicio.

El interrogado sabe  que no debe perder los nervios.


Sin embargo,  tras varias preguntas directas y lanzadas de forma interrumpida por el abogado:
  •  se siente acorralado (al formular las  preguntas el abogado no le deja ni respirar), 
  • pierde el control, contestando agresivamente y 
  • nos muestra  su verdadero carácter (muy alejado de lo que su defensor ha querido mostrar al jurado).  

Cuando actuamos en sala la situación se aleja mucho de lo que muestran  las taquilleras películas de Hollywood:  
  1. -          El juez,  si avasallamos al testigo,  si somos muy agresivos con él o no le dejamos contestar:  nos va a cortar e incluso a reprender.
  2. -          Mostrar agresividad al interrogarle, lejos de dar el resultado esperado, a menudo se vuelve en contra (perdemos la razón al pretender imponerla al interrogado).

      No obstante no está de más que mostremos de algún modo, aunque sea tan solo un indicio (salvo que se nos de "más cancha"),  el carácter del interrogado sea parte, testigo o perito, pues una cosa es lo que se dice de él, y otra como es realmente. Lo que incide en sus actos y en la apreciación de los mismos por el juez.   
      
      Por ello previamente y antes del juicio debemos recabar información sobre él.

        Si es  tímido                                                                           Si es colérico

      Se busca  asustarlo                                  Se busca  enervarlo    


      Si es  Tonto                                                    Si es  vanidoso 
                                          
Se busca  ponerle trampas                                    Se busca  halagarlo                                 


                                  Si es experto 
                                                   
                       Se busca estar poco tiempo 

Si es prolijo        
       Si es  buen orador

Se busca conducirlo fuera de la causa         Se busca refutarle con frases cortas


Al iniciar el interrogatorio debemos ser amables para que no se ponga a la defensiva y comenzar con preguntas cortas y rápidas (procurando no sean impertinentes, reiteradas o capciosas) hasta que pierda el control, para llevarle a decir lo contrario o al menos neutralizarlo de modo que pierda credibilidad. 



martes, 6 de enero de 2015

La medida de las cosas



La medida de las cosas 



Enfrentar a un testigo en juicio a una descripción detallada y exacta suele ser un quebradero de cabeza para el abogado que interroga.

Con frecuencia los testigos presenciales yerran en su testimonio  no porque no recuerden aquello sobre lo que se les pregunta, sino porque no aciertan  a describir  su  tamaño, peso  o longitud exacta (unidades de medida).

Recuerdo un juicio en el que el testigo al ser preguntado sobre los metros de altura que alcanzó la inundación en una vivienda, indicó que “no mas de 10 cm.,  es decir,  un palmo”   consiguió con ello confundir al juez sobre un extremo que convenía aclarar.

Me vino en ese momento a la memoria aquella ocasión en que preguntando a unos estudiantes de primaria cuantos litros pensaban que se necesitaban para llenar una piscina, las respuestas fueron tan variadas como:  asegurar que "bastaba con 1  litro”,  que con  40 litros como mucho “, y el que aumentó la cifra  "hasta 400  litros”. Aun muy alejados  de los 5.000 litros de media que se suelen utilizar,  pese a que todos se habían dado mas de un chapuzón en verano.



Seguramente porque nunca se habían parado a pensar en ello detenidamente.

Con los testigos nos ocurre lo mismo. 
Su testimonio acerca de la distancia entre los objetos o volumen alcanzado resulta fundamental, pero si previamente no hemos conversado con ellos antes del juicio  sobre cuanto consideran que son 25 cm. (el palmo que muchos suelen utilizar como referencia al explicarse) nos podemos llevar muchas sorpresas en el juicio. Momento en que resulta ya difícil poder solventar los datos equivocados.   

Se trata de un error muy común,  de modo que una buena estrategia es pedir que  el testigo adverso  nos describa dando la unidad de medida, cuando  observemos que  duda al ser preguntado o generaliza en sus respuestas  (evidenciando con ello  que no lo tiene muy claro).

No debemos desaprovechar la ocasión de desvirtuar el testimonio del testigo adverso en mi teoría del caso, al quedar afectada la credibilidad del testigo que no sabe describir  la medida exacta de aquello sobre lo que se le pregunta.