domingo, 26 de abril de 2015

Trucos para un buen discurso. Las Pausas I



A menudo nos encontramos con profesionales en cualquier sector que son estupendos especialistas en su materia,  pero que al exponer sus argumentos ante los demás resultan titubeantes, monótonos o incluso  aburridos.

Entre los abogados existe incluso una leyenda urbana que habla con total naturalidad de la costumbre de algunos de tomar algún relajante antes del inicio de un juicio.

Esto es muestra del nerviosismo propio de los profesionales ante algo para lo que en los cursos académicos no hemos sido preparados en muchos casos: la exposición oral.


La pregunta es como suplir esta falta de preparación. 

Un primer recurso sería acudir a las lecturas especializadas donde podemos encontrar respuesta a gran parte de nuestras dudas y a la inestimable ayuda de internet, que nos ofrece múltiple y variada información. 

Recomiendo el uso de ambas, para ir poco a poco aprendiendo de forma entretenida a enfrentarnos a cualquier exposición oral. También existe numerosa oferta presencial y on line de cursos sobre la materia. 

Aplicando pequeños trucos podemos mejorar enormemente. 

Podemos por ejemplo partir de 3 herramientas sencillas y aplicarlas:

 Las pausas, la brevedad y el esquema claro de lo que pretendemos exponer.

Todos sabemos utilizarlas, se trata de acordarnos de ellas. 



Hablemos de LAS PAUSAS.
Con ellas podemos crear momentos de tensión o llamar la atención del oyente en medio de la disertación o alegato. 

Y esto puede resultar útil al OYENTE para asimilar el contenido, especialmente si es complejo.  

Y al ORADOR para:
  1. Marcar las partes en que se divide la exposición
  2. Enfatizar y reforzar el contenido
Y le permiten pensar, siempre que el silencio no se alargue mucho, claro.
Recuerdo la anécdota de un novio que en su despedida de soltero la víspera de su boda, y sin saberlo la novia, se apostó con sus amigos que permanecería 15 segundos sin contestar cuando el sacerdote le preguntase si la tomaba como esposa. Aquello duró una eternidad para todos los presentes, novio incluido.




En un contexto de trabajo, la pausa larga unida a un tono monótono en el discurso, produce también efectos indeseables: el adormecimiento del auditorio. 





Por tanto más de 5 segundos, en uno y otro contexto,  es antinatural.






Del mismo modo hacerla excesivamente breve trasmite inseguridad o precipitación.







Tampoco debemos abusar con el efecto dramático que la pausa produce cuando la empleamos por ejemplo:   
  1. en un juicio, tras nombrar a “víctimas o perjudicados”,  
  2. o en una presentación,  tras formular una pregunta a la audiencia.


En el alegato  podemos usar silencios:
  • después de la introducción y antes de las conclusiones
  • en las transiciones de las diferentes partes de los argumentos.  

En exposiciones ante un grupo de personas:  

  • Antes y después de introducir nuevos conceptos 
  • Al mencionar ideas clave 
  • Antes y después de la frase final 
  • Tras escuchar una pregunta del público
  • Después de una interrupción para captar la atención de nuevo


No se trata por tanto de forzar las pausas sino de utilizarlas para que el oyente asimile mejor el contenido y para mostrar reflexión, confianza y tranquilidad en el orador. 






jueves, 2 de abril de 2015

5 gestos para un discurso


Para que una exposición o discurso capte nuestra atención no basta con trasladar conocimientos,   es preciso saber trasmitirlos,  es lo que se suele denominar “saber comunicar”

Hay gestos que conviene utilizar  en cualquier contexto en el que queramos persuadir a un auditorio (incluida la persuasión  legal). Serán más eficaces cuanto más conectados estén con el contenido del discurso, ya que funcionan como llamadas al oyente para que preste su atención y recuerde la idea central. 


1. GESTO "BATUTA" en alusión a su parecido con el gesto del director de orquesta. 


        La mano se mueve de arriba abajo.
  • Como si fuera un rotulador con el que marcamos las partes más importantes. 
  • O para romper con uno o dos golpes y volver a  arrancar cuando estamos alcanzando un punto crítico del discurso.




Ej. en un debatejuicio cuando quiero exponer debilidades o amenazas del oponente


   O la mano se mueve de lado a lado


Ej.  en negociación cuando quiero ofrecer mi propuesta.

  
 Es interesante saber que la mano derecha traslada menos emotividad que la izquierda,  incluso haciendo el mismo gesto. De modo que captaré una mayor atención del auditorio  si utilizo las dos o utilizo exclusivamente la mano izquierda. 


Por ejemplo, si en el juicio lo que quiero es enfatizar el daño causado a mis clientes. 

En el discurso o debate puedo acercarla al pecho en su parte más emotiva (porque el público tiende a identificarse con lo que digo). 

En la resolución de conflictos,  el mediador al cerrar el acuerdo acerca las dos manos sobre el pecho sin tensionarlas, trasmite los puntos de vista, y al aproximar ambas refleja el consenso alcanzado.


2. SEÑALAR con un dedo o con la mano. 
  • Hacia algo que está presente (por ejemplo los alumnos que se van a graduar, el acusado en la sala, etc..) 
  •  Hacia algo a que se hace referencia (los códigos de leyes sobre la mesa del juez, las acreditaciones de los asistentes a la conferencia, etc.),  relacionándolo con el relato, o el discurso. Ayuda a la audiencia a ver a lo que me refiero
En un litigio señalar al oponente puede ser efectivo, pero nunca debe ser un gesto agresivo. Menos aun si a quien apunto es directamente al público porque este gesto puede ser visto como hostil, descortés o dominante.  

Por eso es mejor dirigirlo hacia un concepto o hacia una posición, ayudando a concretar algo que de otro modo sería abstracto.


3. Usar las manos para "ESCULPIR” alguna forma. 


Ej. gesto pinza: útil cuando tengo que dar un dato estadístico o una orden que debe cumplirse con precisión.







4. Usar gestos cuando deseo TRASLADAR UNA METAFORA:



Ej. gesto que simboliza apoyo al defender una posición:  simulando con la mano sostener algo a la vez que indico “.. es por eso que vd. debe  apoyar esto o aquello o a mi cliente” El gesto apoya el concepto, no la palabra individual.  




Se trata no tanto de que la audiencia necesite el gesto para entender el concepto,  sino que el gesto ayuda al público a visualizar  y por tanto a participar en el mensaje que queremos que reciba. 


 5. Gestos MARCADORES DE POSICION que  introducen pausas muy útiles al oyente para seguir el hilo del discurso.  


 Por ej. al conversar con el oponente en una negociación con los interesados presentes, si me interrumpen a mitad de frase, puedo mantener las manos en esta posición (imagen) mientras el adversario alega,  de este modo señalo que no he terminado mi exposición. 



Por último una reflexión importante: Con todos los gestos debe hacerse un uso moderado,  de otro modo tan solo logramos distraer.