Nuestro testigo no solo debe ser veraz sino también
parecerlo.
Es habitual oír en los juzgados la siguiente recomendación:
si te pregunta el otro abogado solo tienes que contestar: si, no, no sé y no me
acuerdo.
Es el peor consejo que se puede dar.
Con este tipo de respuestas se pierde credibilidad y se deja campo abierto a la versión que está ofreciendo
el abogado contrario al interrogar. El testigo queda de este modo a manos del guión del abogado, cuando debía ser el protagonista en su
declaración.
Tan solo permanece a la defensiva: negando de forma ineficaz,
mostrando poca claridad e incluso nervios.
En lugar de reducir sus respuestas a 4 (si, no, no sé y no me
acuerdo), al hablar con el testigo
debemos indicarle que trate de hablar con claridad, y que intente responder con la mayor
frecuencia posible como si de un “titular de prensa se tratara”, que es bastante
más eficaz que responder con monosílabos.
Por ejemplo, si preguntan ¿Vd. tenía conectados aparatos eléctricos a
la red cuando se produjo el cortocircuito?
¿Que es más creíble?, responder “El
corte de suministro afectó a todo el vecindario “,
o limitarse a un “si, no, no sé y no me acuerdo?”.
Responder con monosílabos es la opción menos arriesgada para el testigo, pero no su mejor opción en el interrogatorio.
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