En un juicio todo puede ocurrir, por
eso conviene llevar la lección bien aprendida antes de lanzarse a interrogar al
testigo tanto propio como adverso.
Mientras mi objetivo es mantener y
dar veracidad a mi versión, la meta de
los otros abogados, o del fiscal, es tumbarla.
Por eso nunca acometamos el
interrogatorio sin esquema previo de las preguntas y sin objetivo claro, porque
cualquier error de cálculo en la pregunta puede dar al traste con todo nuestro
trabajo.
Vayamos con la regla de oro: El
interrogatorio no es un juego de azar.
No debemos improvisar, debemos conocer la respuesta a toda pregunta que
formulemos. Dejemos las preguntas
originales e ingeniosas para los "Atticus Finch"
de las películas de abogados,
porque el riesgo de que salga mal es
enorme y el fracaso estrepitoso.
No lo olvidemos nunca, porque una vez
subidos en el estrado es difícil escapar a la tentación de preguntar sin calibrar
que nos pueden contestar con lo que no queremos oir…..hay que saber controlarse si
uno no quiere jugársela a una carta.
Porque
no nos engañemos, queda muy mal:
Tratar
de hacer como que no lo hemos escuchado, lanzando otra pregunta rápidamente
(pensando que el juez no recordará), o intentar
desviar la atención .....
O peor aún, seguir preguntando lo
mismo una y otra vez para ver si cambia la respuesta (como rueda en el barro).
Este es el camino perfecto para que
el juez acabe sacándonos los colores ante nuestro repentino problema de
audición: todos han oído claramente la
respuesta del testigo, nos guste o no.
Solo cabe una excepción, formularla cuando
podamos sacar provecho tanto de la respuesta afirmativa como de la negativa. Eso
sí sin muchas explicaciones porque
todo es susceptible de empeorar y
llegar al disparate:
P: "¿Recuerda Vd. la hora a la que examino el
cadáver?"
R: "La autopsia comenzó alrededor de las 8:30 p.m."
P: "¿Mr. Dennington estaba muerto en ese momento?"
R: "No, estaba sentado en la mesa preguntándose porque estaba yo haciendo una autopsia."
P: "¿Mr. Dennington estaba muerto en ese momento?"
R: "No, estaba sentado en la mesa preguntándose porque estaba yo haciendo una autopsia."
No conviene tampoco agobiarse
demasiado, como todo en la vida, es una cuestión de equilibrio y práctica.
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