domingo, 1 de marzo de 2015

Percepción y comunicación




Vestido de BUFFED: ¿Blanco y dorado,  o azul y negro?
Esta semana  ha sido el tema de debate en redes sociales. 


¿Cómo explicarlo? ¿Cómo es posible que no todas las personas  veamos  el  color del vestido de la misma forma,  ni interpretemos la información recibida de forma igual, pese a observarlo a la vez y en el  mismo dispositivo?


Quizá lo más importante sea no tanto la explicación científica como la consecuencia, la  percepción del color del vestido  puede variar según el contexto. 

Según indica Julio Lillo Jove (Catedrático de Ergonomía de la Universidad Complutense de Madrid), el cerebro compensa ciertos excesos y defectos de la iluminación del entorno. 

Al percibir visualmente el color del vestido en el monitor nos influye tanto la información espacial, como la luz de fondo, la iluminación artificial o natural de nuestro monitor, y sobre todo la ambigüedad de la información, cuanto más ambigua sea las opiniones son mas divididas.

Si la fotografía no proporciona información espacial suficiente, tenemos que escoger entre que nuestro cerebro compense las iluminaciones azuladas (y lo veamos blanco), o que el cerebro no efectúe la compensación (y lo veamos azul). Y de ahí surge la discrepancia.


O lo que es lo mismo, nuestro cerebro transforma la información que capta el ojo en una recreación de la realidad externa o copia de ella, que es personal.

Sumemos a ello otras influencias silenciosas e inconscientes (el colegio, la  familia, las creencias, el ambiente de trabajo, los amigos, etc.) que determinan nuestras percepciones de la realidad y, especialmente, de los conflictos (Lo que Stephen R. Covey denomina paradigmas o prejuicios en su libro "Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva").  

Lo que nos lleva a la siguiente reflexión: Si 10 segundos de contemplación de un vestido pueden tener semejante efecto en el modo en que vemos las cosas, ¿Qué cabe decir del condicionamiento de toda una vida que es la fuente de  nuestras actitudes o conductas?. 

No debe sorprendernos  el gran impacto que esto tiene en nuestra comunicación con los demás. 


La conclusión es clara: las cosas son lo que son, pero las vemos de distintas formas. 

Tanto la imagen del vestido como los conocidos ejercicios de ilusiones ópticas (Harvard Business Scholl), demuestran que dos personas pueden mirar lo mismo, disentir, y sin embargo estar ambas en lo cierto. No se trata de lógica, sino de psicología. 

Si comprendemos esto, podemos dar un paso más:  interpretamos las cosas de forma diferente porque hemos sido condicionados para ello, debemos ser conscientes de estas diferencias y valorarlas. 

¿Cuál es entonces la clave? Comprender que todas las personas ven el mundo no como es, sino como son ellas mismas. 

Comprender lo que condiciona o diferencia a la persona con la que nos comunicamos, ya sea en un entorno personal, laboral, social etc.   mejora la empatía, que todo buen comunicador precisa. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario