Cuando presentamos al perito judicial que avala nuestro
planteamiento no debemos dejar de examinarle sobre lo siguiente:
- Su formación profesional
- Su experiencia y especialidad
- Sus conclusiones
- El método empleado para llegar a ellas (métodos, pruebas, procesos utilizados; así como si ha examinado las actuaciones del juicio)
- Las evidencias (estudios y trabajos publicados, opiniones más influyentes, datos y estadísticas) que avalan las conclusiones de su informe.
En un juicio sobre la caída de un rayo en una instalación
eléctrica con habilidad la abogada de la compañía interrogó a su perito
siguiendo cada uno de estos apartados, a medida que resaltaba la sólida base de sus conclusiones y su
credibilidad. Logró con ello convencer al juez de que su testimonio era el más
cualificado.
El perito dominaba como experto en el objeto de la pericia, pero la abogada fue quien clarificó con sus
preguntas aquellos aspectos importantes de su informe, y lo que es más
importante dio al juez una razón clara
de porqué debía escuchar a dicho experto.
Es decir se trata de hacer ver al juez con nuestras preguntas por que debe elegir a nuestro experto entre
los demás, y no tanto de dar gran detalle
técnico y complejas explicaciones que pueden provocar que el juez "desconecte" durante el interrogatorio. El perito debe utilizar un lenguaje sencillo y comprensible procurando poner ejemplos.
Debemos facilitar la escucha del juez, es decir, motivarle para que escuche a
nuestro perito buscando que su testimonio y conclusiones le sirvan de base al
dictar su sentencia.
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